Financiación flexible: un ‘cañón’ para pymes en tiempos de incertidumbre


Por Ignacio Aguirreche, director de Tiampe


Las pymes e inversores españoles se enfrentan a una realidad socioeconómica plagada de dudas e incertidumbres de cara al último trimestre del año. El resultado electoral del 23-J, que no termina de dibujar una senda institucional definida, agudiza esa falta de certezas. Paradójicamente, la volatilidad de los mercados y la imprevisibilidad de las condiciones terminan erigiéndose en los termómetros más fiables para medir el éxito financiero. Y aquí es donde la financiación flexible emerge como una poderosa aliada para ayudar a las empresas a aprovechar las oportunidades que se presenten en el horizonte.


Resulta llamativo que productos como el leasing y renting, que catalizan el sentimiento de los empresarios, hayan crecido sustancialmente en un momento de perspectiva de menores inversiones. Según anunció la Asociación Española de Leasing y Renting recientemente, las empresas españolas que utilizan estos mecanismos de financiación, mayoritariamente pymes, invirtieron hasta el mes de mayo de este año 3.456 millones de euros, un 16,4% más respecto al mismo periodo del año anterior. Y este crecimiento se produce, además, con una ratio de menor morosidad.


La razón de esta tendencia responde al hecho de que las empresas españolas están buscando una mayor flexibilidad para adaptarse a los cambios. Es decir, contar con mecanismos que les permitan invertir en cubrir sus necesidades, pero con mayor libertad. Y esa libertad que confiere el arrendamiento frente a la propiedad es lo que, poco a poco, está impulsando esta forma de gestionar sus activos



El leasing alcanza ya todo tipo de productos, desde aviones hasta granjas solares, pasando por los coches, el equipamiento tecnológico, bienes inmobiliarios, etc. Se extiende y gana cuota de mercado paso a paso, incluyendo nuevos productos de consumo, como pueden ser los móviles e incluso la ropa blanca de un hotel. También es una opción utilizada no solo por las empresas, sino también por los autónomos.


Hemos visto incluso cómo los modelos de financiación flexible han llegado a sectores tradicionales. En Galicia se impulsó hace unos años un programa de leasing vacuno que permitía a los pequeños ganaderos comprar vacas por 60 euros al mes para ampliar sus rebaños a un precio asequible. Un contrato a tres años con el banco permitía a estos profesionales esquivar el gran desembolso que implicaba adquirir en propiedad las cabezas de ganado. El experimento se popularizó y permitió salir adelante a no pocas explotaciones en la región.


La razón de la expansión de estas fórmulas se debe a sus ventajas, como son la posibilidad de renovar activos cada cierto tiempo evitando su obsolescencia, financiar un bien al 100% sin aumentar el riesgo comercial financiero de cara a los bancos, fraccionar el IVA reduciendo la presión fiscal, deducir las cuotas, acelerar la amortización, etcétera. Todo ello haciendo que las organizaciones consigan liberar tesorería para otras iniciativas o blindarse frente a una inflación creciente.


Aunque el modelo no es algo que atraiga solo a firmas pequeñas que no disponen de una liquidez considerable. Sin ir más lejos, un gigante como Iberia ha tenido que recurrir hace apenas unos meses al alquiler de aeronaves como respuesta rápida al incremento de la demanda de servicios y las problemáticas específicas que arrastra su mercado, en el que el principal proveedor de bienes -Airbus- cuenta con una cartera de pedidos saturada. El modelo leasing emerge también como una solución poderosa frente a realidades sectoriales complejas.


Por otro lado, esta forma de financiación es única por su capacidad de adaptarse a los cambios de la sociedad, por ejemplo, respondiendo a la economía circular y a la cada vez mayor preferencia de los consumidores por acceder al uso en lugar de poseer un bien. Valga como ejemplo lo que está ocurriendo en Francia, donde el Gobierno está promocionando el uso del leasing para facilitar a las familias el acceso a los vehículos eléctricos a través de un arrendamiento social de 100 euros al mes. O la posibilidad en España de alquilar a través del leasing cualquier tipo de bien o equipo para la ejecución de un proyecto vinculado a los Fondos Europeos y tener la opción de adquirirlo una vez terminado.


Aun así, aunque el mercado del leasing lleva ya varias décadas en nuestro país, está muy por detrás de otros países que lideran la inversión a través de este arrendamiento en Europa como Gran Bretaña, Alemania y Francia, lo que indica que hay todavía margen de crecimiento, incluso en una sociedad como la española donde hay tanta querencia por la propiedad de los bienes.


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Area: Tribuna de Opinión

Date: Julio, 2023

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